La banda tecno-pop mas conocida del planeta deleitó a mas de treinta mil espectadores que se acercaron al club Ciudad de Bs. As. a disfrutar de la gran construcción musico-visual que brindaron M. Gore y compañía, con toques de rock pero sin abandonar su estela de glamour-oscuro original.
Quizás el formato “festival” le haya restado mística al show. Las odas circenses que promocionan desde siempre al Personal Fest, la innumerable cantidad de atracciones banales y el regimiento de promotoras que inundaron los caminos del predio dieron un poco de impersonalidad al marco que rodea a la banda y le sacaron el clima de “black celebration” que se pensaba vivir en la previa.
Es por eso que parte del público no acompañó el fervor que los fanáticos sostuvieron durante todo el recital. Aquellos seguidores que se emocionaron con la llegada del primer clásico, Walking in my shoes (luego del tibio comienzo con 3 temas nuevos y ciertos problemas de sonido) se encontraron vivando solitariamente las perlitas que brotaron desde el escenario a lo largo del espectáculo, y que parte de la audiencia parecía no reconocer como tales.
Las reversiones de sus temas mas conocidos le dieron el sabor extra a la noche; la muy buena versión (rockera y poderosa) que hicieron de A question of time, con esa guitarra emulando a los viejos sintetizadores de los ochenta; o Policy of Truth que vio su energía disminuida al ritmo de una balada casi.
El momento emotivo estuvo a cargo del talentoso genio que encierra Martin Gore. La multitud se estremeció al oirlo cantar Jezebel, Home y Somebody (uno de los bises) casi con el alma en la punta de la lengua.
De menor a mayor, Dave Gahan fue tomando merecido protagonismo en el show y con su voz hipnoticamente arrolladora aportó la cuota de seducción clásica en la banda. Se lo vio muy recuperado de los problemas de salud que obligaron a cancelar varios conciertos de la actual gira mundial.
I feel you (de lo mejor), Enjoy the Silence y Never Let me Down Again fueron el perfecto cierre formal que el show merecía, a puro volumen y exitación general.
A la hora de los bises, era de esperarse la aparición de Stripped, Behind the Wheel y Personal Jesus, esta última con la particularidad de haber sufrido la modificación del incisivo riff de guitarra principal que lo caracteriza por uno mas rasgueado.
Al final, la gente se quedò a la espera de alguna sorpresa definitiva, ya que la organización colaboró con la incertidumbre bajando las luces e insinuando la vuelta de la banda; algo que finalmente nunca sucedió.
Lejos de los tiempos del pálido maquillaje y el minimalista set de tres sintetizadores, Depeche Mode modelo 2009 demuestra que mas alla de las drogas, las operaciones y las caidas en los escenarios, la esencia musical sigue vigente en cada minuto y en cada acorde que sale disparado del escenario en que se presentan.
El “Tour of the Universe” pasó por Buenos Aires y continúa haciendo historia en la música global.
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