3/26/2012

Happy Mondays: ¡Volvió el hedonismo, vieja!

Subcapitanes de Madchester, eternos ninguneadores del destino y la realidad; vuelven este 2012 a los escenarios los rabiosos Happy Mondays con su formación original, con la que pusieron a la Inglaterra tristona de Thatcher a bailar, y bailar, y bailar. A continuación, un pequeño repaso de su atormentada y narcótica carrera.

Fueron escupidos por la ciudad de Manchester a mitad de la década del ‘80. Se los conoce como la cabeza cultural (junto con los Stone Roses) de Madchester, aquel movimiento musical-social decantado de la situación política del país, la muerte del punk y las nuevas fragancias químicas que empezaban a llegar de diversos laboratorios de Europa, invadiendo todas las discos inglesas.
Los Mondays cubrieron un vacío musical difícil, en un momento también complicado del país europeo. Ellos, por su parte, le dieron la espalda a todo eso, desde su música y su forma de vida; el sentimiento no future era para ellos algo innato, no el producto de una lucha como lo fue para las generaciones previas. Ya estaban fuera del sistema, o peor, condenados a una perpetuidad laboral para la mera supervivencia. Cualquiera de las dos salidas nos les convencía, no les importaba.
Y así fue su carrera. Desinteresada, con altibajos, matizada por las drogas y el alcohol.

Comenzaron apadrinados por el periodista Tony Wilson, quien los descubrió en su club Hacienda, de aquella ciudad del norte de Inglaterra. Éste les dio la posibilidad, a través de su sello Factory, de grabar en 1987 su primer LP: “Squirrel and G-Man: 24 Hour Party People Plastic Face Carn´t Smile (White Out)”, producido por John Cale, el otro genio detrás de The Velvet Underground. Un año después entraron nuevamente a estudios para grabar “Bummed”, disco que los puso definitivamente en el mapa. Este álbum fue producido por Martin Hannett (que ya había trabajado para Factory con Joy Division), y quien, se sabía, combinaba aires de genialidad y perfeccionismo con una drogadicción agresiva. Al respecto, Shaun Ryder dijo que nunca había grabado un disco en donde el productor esté mucho mas colocado que los músicos.
En 1990 editaron su tercer disco: “Pills n’Thrills & Bellyaches”, producido esta vez por Paul Oakenfold y Steve Osborne. Este fue el techo de su carrera, en cuanto a calidad musical, fama y equilibro interno. Sus canciones sonaban en todas las radios y se bailaban en todas las discos, dada la afluencia de la cultura rave en Europa. Hasta llegaron a cruzar el océano y presentarse en los Estados Unidos, algo que Factory y Joy Division no pudieron realizar previamente, debido al suicido del cantante, Ian Curtis, días antes de comenzar la travesía.
Pero luego de tanta acción, el grupo comenzó lentamente a desmoronarse, cada parte por su lado. Shaun Ryder era un amante confeso de todo tipo de drogas, él y Bez (freaky dancer, el Monday que no tocaba ningún instrumento) parecían no funcionar de otra manera que no sea totalmente idos. El movimiento rave en sí funcionaba al ritmo del éxtasis, Ryder y su séquito vivieron todo eso desde la cima, colocados. Era la filosofía que pregonaban, y lo hacían de una manera muy lúcida, artísticamente hablando. Pero, con el correr de los años, el cantante fue metiéndose más a fondo en el infierno de la heroína y las cosas comenzaron a complicarse. Para 1992 Factory necesitaba urgentemente sacar un disco, dado que habían hecho varias malas inversiones y carísimas remodelaciones de las oficinas. Para colmo, los Mondays estaban en un valle creativo y New Order (lo que quedó de Joy Division), directamente en un impasse. Con las pocas libras que le quedaban, Tony Wilson mandó a la banda a grabar su cuarto disco a la isla centroamericana de Barbados, para ser producidos por Chris Frantz y Tina Weymouth (que habían trabajado con Talking Heads). Se eligió dicho lugar de grabación por qué se sabía, no había heroína en toda la isla, y necesitaban a Shaun despierto. Lo que no averiguaron era que el crack abundaba, así que Ryder, Bez y compañía no tardaron en salirse de los planes, grabar poco o nada, y hasta intentar robarse una consola del estudio para comprar más droga.  
¿El resultado? Factory en bancarrota. El disco costó más de lo esperado, sobre todo porque Ryder no había conseguido grabar ni una sola toma de voces en la isla, y hubo que grabarlo en Inglaterra. En ese momento, la gigantesca compañía EMI estaba dispuesta a invertir en un contrato de trabajo con la banda. Habían hablado con Wilson y la banda (dado el estado de Ryder, fue Paul Davis –tecladista- quien tomó el liderazgo en las negociaciones), y ofrecieron un contrato por un millón de libras. El día de la reunión Ryder se presentó con su novia, y se negó a firmar el contrato, para luego marcharse hacia KFC a comer unas piezas de pollo frito. A Ryder nunca le cayó bien que Davis haya pasado por encima de él por el tema EMI, lo que originó la pelea definitiva entre los miembros de la banda. Mientras tanto, Factory, antes de morir definitivamente editó el cuarto disco de los Mondays. “Yes, Please!” fue lanzado en ese año, con la banda casi separada. No tuvo el éxito y la recepción de los discos anteriores, dado que la coyuntura musical mundial ya miraba para otro lado, en Estados Unidos estaba emergiendo el género grunge, captando la atención y billetes de todos. Los Happy Mondays se separarían en 1993.
El fin de siglo encontraría a Ryder quebrado, con problemas impositivos, varias entradas y salidas de clínicas de rehabilitación, pero con el ímpetu para reunir a la banda. Por lo menos, aquellos a los que él consideraba no habían tenido que ver directamente con el deceso de la formación seis años atrás. Así es que, sin Davis ni Mark Day –guitarrista-, pero con Bez, el bajista Paul Ryder (su hermano), el baterista ´Gaz´ Wheelan y la cantante Rowetta, organizaron la vuelta de los Mondays, que incluyó una gira por el Reino Unido. La gira acompañaría la salida del single “The Boys Are Back in Town” (cover de la banda irlandesa Thin Lizzy), producido otra vez por Oakenfold/Osborne. Este reencuentro perecería a los pocos meses de terminada la gira preestablecida.
En 2004 Shaun convocó solo a Wheelan, dado que se había peleado con Bez y su propio hermano, y junto con otros músicos de proyectos anteriores (solista, o Black Grape –gran banda con la que editó dos discos-) reformó nuevamente los Happy Mondays. De este proyecto resultaría el último LP de la banda: “Uncle Dysfunktional” (2006), con el cual giraron por todo el mundo, incluido Argentina.

En los últimos años Shaun Ryder jura haber resurgido de las cenizas de la drogadicción, haberse recompuesto totalmente. Participó de un reality show inglés de supervivencia en una isla, escribió una autobiografía (“Twisting My Melon”) y hasta se operó la dentadura (podrida, resultado de años de adicciones). Para coronar el rescate, se anunció la vuelta de la banda, en su formación original, para esta venidera primavera/verano europea. Hasta ahora, son 17 fechas que incluyen conciertos en Inglaterra, Escocia e Irlanda.
A 25 años de la salida de su primer disco, y en esta vorágine actual de reciclaje de bandas, los Mondays aprovecharán y se subirán a los escenarios para desplegar nuevamente su esencia de rock hedonista, pop junkie y matices electrónicos. Desde acá esperamos que el proyecto dure unos meses, aunque sea hasta nuestro verano, y así podamos hablar de la potencial presencia de los Happy Mondays originales en Argentina por primera vez. Será un hito. ¿Será?

       MODELO 2012:
    'gaz' wheelan, bez, rowetta, shaun ryder, paul davis, m. day y paul ryder.

             Bez y Shaun Ryder en plena acción. Manchester, 1990.


hallelujah!

MÁS INFO EN: www.happymondaysonline.com

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