3/21/2012

Nacional B: La procesión de River y el experimento de fútbol llamado Instituto

Corren tiempos de transición en el fútbol Argentino. Se encuentra muy fresco todavía aquel derrumbe del orden preestablecido que significó el trágico descenso de River Plate, el pasado año. Fue un zimbronazo que estremeció el esqueleto del futbol. Quizás, fue el sacudón necesario para que, de una vez por todas, los actores puedan aprender de sus propios errores.
River se equivocó y pagó (haciendo uso de la expresión maradoneana); pagó de la manera más cara, porque mas allá de que su performance hasta ahora en la segunda categoría sea muy buena, era eso lo mínimo que se esperaba (y espera) del equipo de Almeyda. Se sabía, iban a jugar cada partido y realizar cada entrenamiento con una lupa gigante vigilándolos, entonces era menester del técnico mover las fichas de manera tal que eso no sea un peso sino un estímulo para sus jugadores, sobre todo los más jóvenes. Esos que cargaron el peso de tener que “foguearse” en la B, asumiendo compromisos mayores a los que su edad suele presentar; todo por la vanidad y negación del presidente Pasarella, quien dispuso afrontar la pelea por el descenso con Bordagaray como único refuerzo, entre otras cagadas.
La estrategia fue pensada y llevada a cabo con éxito, por lo menos hasta ahora. Se acertó con los refuerzos de experiencia y jerarquía, y se llevó adelante un torneo con determinación, inclinando los partidos por el peso específico de aquellas figuras, pero también con el estoicismo de aquel que vive esta excursión de River en la B como una mancha que se debe borrar rápidamente, para luego continuar sin mirar atrás. Más que eso no se les puede pedir a Almeyda y compañía. Solo ganar.
El paso de Instituto por el torneo, por el contrario, fue menos sintonizado por el radar mediático-deportivo, pero no por eso menos efectivo. El equipo cordobés demostró siempre más que River, solo que hubo menos gente para apreciarlo. Es un equipo consolidado en todas las líneas, con mucho entrenamiento encima, siguiendo siempre la misma idea, comandada por el inteligente e histriónico Darío Franco. En este caso, hay una bajada de línea perfecta del DT a los jugadores. Como un pacto implícito que las partes concuerdan es beneficioso para todos.
Esto tranquilizó a muchos jugadores, y les brindó la chance de desplegar su mayor potencial para el provecho del grupo. Por ejemplo, la “perla” Dybala brilla y destaca pero siempre con un objetivo de éxito grupal, nunca para las cámaras. El despliegue incansable de Hernán Encina se complementa con su eficaz inteligencia ofensiva, algo que pudo alcanzar con el paso de su carrera, y que en anteriores equipos no pudo equilibrar. O el caso de Franco Canever, el joven lateral izquierdo que juega y defiende de manera muy ordenada, pero cuando le dan atribuciones ofensivas sorprende por su calidad y criterio con la pelota.
En el campo se ve el experimento futbolístico de Franco (llámese simplemente “idea”), ejecutado a la perfección en distintos momentos de los partidos; dominando y asumiendo la situación con posesión de pelota, pases de primera y descargas, bloques cortos de jugadores que se mantienen cerca entre sí, en constante movimiento. Se juegue donde se juegue. Brilla el grupo, por que brillan las individualidades, y viceversa.
No es casualidad que en los últimos seis meses el único partido en el que se lo vio dominado y estratégicamente nulo fue el que no disputaron tres piezas clave de la columna del equipo: el arquero Julio Chiarini, sobrio y de buen juego con los pies, el primer central Osvaldo Barsottini (líder aguerrido) y el talentoso joven volante central Ezequiel Videla. En aquella oportunidad, Instituto perdió de visitante con Patronato (Paraná) 3 a 1, por la 24ta. Fecha del Campeonato. Fue un partido chato, donde el equipo cordobés nunca ganó el medio y, al intentar salir jugando por abajo desde el arquero (premisa inquebrantable del estilo de juego de Franco) siempre dudó.
Instituto juega como se entrena, y no como se vive. Jugadores y cuerpo técnico están convencidos de la causa que encararon. Ese arraigo, ese compromiso, es lo que está devolviendo de a poco a La Gloria a primera, mientras todos los flashes apuntan a Nuñez, donde juegan los héroes con vergüenza deportiva, y adonde en cinco fechas tiene que ir a jugar Instituto, el eficaz producto del laboratorio del Dr. Franco.




              "Fileppi poné huevos la concha de tu madre!"


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